Venía yo saliendo en un estado agotador, tanto físico como mental, lo cual es lógico cuando se tienen mas de 12 horas en la universidad (y no precisamente perdiendo el tiempo). Luego de notar con mucha extrañeza, que un miércoles a las 8:30 pm hay cola (ruda por demás) en la salida de la universidad, una mala impresión se me vino a la mente, lo cual es lógica por la continua paranoia en la que nos toca vivir a los venezolanos hoy en día. Buscando hacer la cola mas llevadera tomo la brillante idea de encender la radio, para que, como por arte de magia estén justamente en el micro informativo de la 100.7 (casi la única radio capitalina que realmente valga la pena), y peor aún, justo alcanzo a oir que nuestro presidente amenazó con nacionalizar frigoríficos, cadenas de automercados y afines. Esta noticia obviamente no hizo mas que acrecentar mi inquietud de que algo debía haber pasasdo, no había razón para esa cola tan trancada un míercoles con la noche ya entrada.
Pensando en el examen que tenía al día siguiente, mi mente estaba contrariada, sin entender mucho lo que estaba pasando, como si todo aquello no fuera mas que la vida detrás del espejo o algo similar, un agujero en el espacio-tiempo de la ciudad, o un hueco de esos en los que caemos a menudo con nuestros carros que decidió vengarse de su falta de mantenimiento y jugar a hacerle la vida aún menos llevable a los errantes carros que juegan a transitar por la ciudad.
Y todo no quedaba allí, puesto que cuando reaccioné de mi "ensimismamiento" debido a la corneta de un coche vecino, brinque a cambiar de la radio al CD, pensando que allí si podría relajarme y despejar la mente: groso error. Si antes estaba paranoico, ahora mas todavía. Al solo cambiar el equipo del carro a modo CD sonó "Los que están en la calle / pueden desaparecer en la calle / los amigos del barrio pueden desaparecer...", para luego seguir con "Nos siguen pegando abajo", y como postre, el random de mi pionner me pondría "Cerca de la Revolución". Si bien mi mente paranóica fue al extremo, solo temía que para hacerlo peor aún, cuando llegara a mi casa (si es que en realidad iba a llegar) estuvieran pasando "La noche de los lápices" en MeridianoTV. Obviamente no fue así, aunque ver el resumen del sorteo de la Copa América resultó tampoco resultó ser un espectáculo muy grato...
En fin, luego de un baño refrescante y un gustoso y caliente té de menta emanando su aleatorio humo al compas del también humeante cigarro, pude darme cuenta de que todavía no es necesario tomar aquellas canciones de Charly García como himnos, pero sin embargo si se nos hace necesario recordar aunque sea un par de aquellas estrofas que escribió Leon Gieco y que ahora canta mas de uno:
"Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente,
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Solo le pido a Dios,
Que lo injusto no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente."
Solo fue una terrible noche, y afortunadamente el examen del jueves en mañana aparenta haber tenido un final mas alegre...
Pensando en el examen que tenía al día siguiente, mi mente estaba contrariada, sin entender mucho lo que estaba pasando, como si todo aquello no fuera mas que la vida detrás del espejo o algo similar, un agujero en el espacio-tiempo de la ciudad, o un hueco de esos en los que caemos a menudo con nuestros carros que decidió vengarse de su falta de mantenimiento y jugar a hacerle la vida aún menos llevable a los errantes carros que juegan a transitar por la ciudad.
Y todo no quedaba allí, puesto que cuando reaccioné de mi "ensimismamiento" debido a la corneta de un coche vecino, brinque a cambiar de la radio al CD, pensando que allí si podría relajarme y despejar la mente: groso error. Si antes estaba paranoico, ahora mas todavía. Al solo cambiar el equipo del carro a modo CD sonó "Los que están en la calle / pueden desaparecer en la calle / los amigos del barrio pueden desaparecer...", para luego seguir con "Nos siguen pegando abajo", y como postre, el random de mi pionner me pondría "Cerca de la Revolución". Si bien mi mente paranóica fue al extremo, solo temía que para hacerlo peor aún, cuando llegara a mi casa (si es que en realidad iba a llegar) estuvieran pasando "La noche de los lápices" en MeridianoTV. Obviamente no fue así, aunque ver el resumen del sorteo de la Copa América resultó tampoco resultó ser un espectáculo muy grato...
En fin, luego de un baño refrescante y un gustoso y caliente té de menta emanando su aleatorio humo al compas del también humeante cigarro, pude darme cuenta de que todavía no es necesario tomar aquellas canciones de Charly García como himnos, pero sin embargo si se nos hace necesario recordar aunque sea un par de aquellas estrofas que escribió Leon Gieco y que ahora canta mas de uno:
"Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente,
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Solo le pido a Dios,
Que lo injusto no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente."
Solo fue una terrible noche, y afortunadamente el examen del jueves en mañana aparenta haber tenido un final mas alegre...