22 junio 2007

En la cola de Banesco


Tan señorial,
tan distintiva.
Vestida de blanco,
blanco de piel que gustas insinuar...

Yo miro desde atrás,
te observo ir y venir.
Inquieta esperas tu turno,
juegas con su infante,
lo retas a correr rápido,
lo regañas por saltar mucho,
pero tu rostro permanece impávido.
Siempre mantienes tu sonrisa intacta,
tu cabello ni sueña con despeinarse,
tus ajustados pantalones jamás se arrugan.
Pero el "tin" ha sonado,
tu turno es este...
En 37 segundos estas lista para irse.
Cruzas la puerta y te vas,
te pierdes en la multitud.

Jamás me miraste,
no sentí el brillo de tus ojos,
no me llenaste de tu perfume,
ni siquiera me notaste escribiendo esto..

Otró día vendra,
otra vez te miraré,
... y otra vez me inspirarás

2 comentarios:

Victor Marin Viloria dijo...

Estimado sombrerúo, déjame decirte que este tipo de episodios urbanos son, ciertamente, deliciosos. Vivir esa ilusión efímera dentro de un banco tiene una magia que sólo la puede dar esta ciudad caótica y frenética que, en instantes como estos, nos hace soñar con este tipo de amores fugaces...

un abrazo

Lauren R dijo...

Hi there. Thankyou for commenting on my blog :-). I cannot read spanish, but I like the photos you have posted. Thanks again :-) --Lauren