21 abril 2007
Así te imaginé
Escribiendo en tu ya envejecido cuaderno.
Mirando el escaso cielo oscuro que la ventana te deja ver.
Cantando esa canción que te trae recuerdos.
Bajo esa tierna mirada que destellas en tus ojos…
De pronto tus ojos resplandecen… la ves,
Una tenue estrella fugaz cruzó tu mirada,
Tu tierna mano comienza a dibujar palabras sobre el papel,
Palabras,
Palabras que contaran detenidamente como te sientes
Tu pluma delicadamente rasga letras sobre la hoja.
Se puede ver de que escribes.
Comienzas con un simple cuento, una pequeña historia.
Luego, tú vas siendo parte de ella,
Tú eres la historia.
La historia que comenzaste te tomo como protagonista.
Al final,
Unas pequeñas gotas de sal caen de tus ojos,
Marcan el fin de aquel hermoso y triste cuento,
Tu no lo quieres, pero la nostalgia se apoderó de ti.
Tus negros y profundos ojos se empapan, es el fin.
No puedes dejar de mirar por la ventana,
La noche, la lluvia, la melancolía, ese papel…
Todo parece estar en tu contra, pero ahí estás tú.
Firme bajo la ventana sin caer en el más amargo de los llantos.
Oyendo esa canción que por más que quieras, no puedes quitar.
11 abril 2007
Ella fue mi frase mas hermosa
Mi mente vagaba por montones de recuerdos, uno seguido del otro sin encontrar respuestas, ni siquiera preguntas que calmaran tan solo un momento de vacía curiosidad acerca del desvelo. Hacía ya varias noches en que mis sueños se perdían en incongruencias que a pesar de parecer indiferentes tenían algún extraño significado para mí: ya fueran de interminables noches de desierto, errantes, ociosos e interminables paseos en carro, de pequeños incendios aislados, o simplemente de una pálida ventana azul; cualquiera fuera el motivo algo traía en trasfondo, algo quizás incierto, algo por demás imposible de saber, por lo menos para algunos. Y no solo sucedía en las noches, las horas diarias también parecían tener mensajes ocultos, tal vez era mi inconsciente que aun no despertaba, o era mi yo interior que luchaba con el mundo real por ver quien tenía razón, acto que eventualmente perdería mas temprano que tarde una noche de estas. Los desvelos eran algo inquietantes, ya no quedaban recuerdos por rememorar, ya me acordaba de todas las personas que conocía y cuando fue la última vez que les hablé o que las vi., no había canción de medianoche que me negara a cantarla completa o al menos desdibujar un tarareo hilarante al tema que sonaba. Cuantos papeles no llené, algunos con palabras sueltas, con frases cortadas otros, fugaces oraciones con sentido se escribieron en privilegiados trozos de papel, y la nunca ausente lista de nombres pensando que tal vez alguno era la causa de todo. Probablemente uno o dos lo fueron una noche, tal vez de menos aún, a lo mejor solo de 1 o 2 horas, quien sabe, pero indudablemente no era algún nombre que estuviera causando todo esto, la causa estaba mas allá, perdido en una maraña de recuerdos ocultos, pensamientos de todo tipo (desde los mundanos hasta los mas comprometidos con la bienechuría), conversaciones claramente confusas, y uno que otro pedazo de papel regado en cualquier cuarto de la ciudad.
La radio seguía sonando no se porque. Todo el cuarto daba vueltas: las cortinas, los discos, las puertas, los libros ya leídos, la ventana, hasta yo mismo me sentía sumergido en este remolino de pensamientos que al mejor estilo de Tim Burton dominaba la escena, solo que esta vez había un solo personaje, siempre había un solo personaje, o a lo mejor dos si contamos a la constante música que salía de los dos cajones negros que me había regalado mi papá hacía ya unos cuantos años y que aún conservaba en perfecto estado. Un cuento triste entraba por los oídos, pero no solo era el cuento, era el matiz regalado a las líneas de Charles Bukowsky: Fatal desenlace, los grandes cuentos nunca acaban bien, las buenas personas hacen cosas estúpidas y los aprovechadores siempre te sacan ventaja, ¿de eso viven, no?.
09 abril 2007
Nuevamente sentado, pensando, esperando...
Nuevamente sentado, nuevo sitio, nuevo día, pero la misma hora y el mismo motivo. La misma fría brisa recorriendo mi cuerpo, una nueva fuente de calor y de esperanza, pero el mismo oscuro resultado: mi cabeza dando vueltas, mi mente en blanco recorriendo “alegres” parajes tratando de animar el cuerpo y el mismo silencio epifánico del teléfono que sé que por nada del mundo será roto.
Tus ensueños ya se hicieron a la mar, encontraron el mejor sitio para reposar hasta el día siguiente caminando en la neblina que disipa el corazón, pero acorralados sobre un río enamorado de andar desconocido. Ese beso de la vida, la sutil melancolía, los espacios donde miras, todo aquello que te desconcierta en tu vida, que descontrola la mía, y que de distinta forma los dos tratamos de eludir, tú por tus nervios e inseguridad yo por cobardía y temor. Al mismo tiempo que mi mirada te intimida y te dice que no, parte de mí muere dentro sabiendo que cuando tu venzas ese miedo a hablarme yo perderé parte de lo que luego de tanto tiempo me he ganado de ti. Pero ya es hora que nos quitemos la máscara, mañana un nuevo sol brillará sobre la ciudad y cuando caiga el fuckin mezzoirno otra historia se leerá y otros sentimientos reinarán, la tarde será menos tranquila, mi pulso subirá mas aún al verte y tus ojos tendrán otra tonalidad y otro brillo al verme. No quiero presagiar nada malo, pero bajo este frío nocturno y envuelto en el humo del cigarrillo que en la punta de mis dedos se sostiene, es poco lo positivo que se pueda pensar…
Recién se dibuja una sonrisa en mi rostro: me llamaste, tuve nuevamente la dicha de oír tu voz…
Acerca de un collar de playa
inmiscuidas en un mas que superficial adorno humano,
ignorante de su hipócrita utilidad.
¿Una forma de ganarse la vida?
¿Un hobby? ¿Un entretenimiento? ¿Un pasatiempo?
Una pérdida de tiempo.
Vagabundos errantes que las enredan aun más,
las condenan a esta alicaída vida diaria.
¿Acaso los pájaros comen semillas mortales?
¿Acaso los tiburones digieren peces globos?
¿Acaso los bengalíes engullen cobras?
¿Acaso las inmundas culebras comen escorpiones?